A
Abandonar. Dejar un país atrás. La ciudad, la casa, lo familiar, lo reconocible. Deshabitar. Irse. Desertar. Forzar los márgenes y desplazarlos. Desplazarse en ellos. Palabras que rozan la experiencia de emigrar: establecerse en otro sitio donde lo provisional es la regla. El exilio supone abandonar formas anteriores de uno mismo. Es también dejar una porción del cuerpo que, en la densa región de los recuerdos, parece moverse entre escombros. Una parte de sí, divisible. Parte de sí, desocupada.
Alien. El extraño. El no familiar. El extranjero. Una condición que va ligada tanto al que emigra como al que ve emigrar todo alrededor. Citizens y aliens: separación común en las filas de aeropuertos. Linda Bosniak los define como individuos sin estatus de ciudadanía; aquellos a quienes se les niegan derechos sociales, políticos y civiles en el país de acogida. I’m an Alien, I’m a legal Alien, ese verso de Sting que entre armonías y retazos jazzísticos Somi usará décadas después para decir I’m an African in New York, se me antoja como una plegaria. Unas ganas de pasarse de fila y entrar, por fin, a la zona privilegiada de los que poseen la tierra, el suelo, los suelos.
Apátrida. Por años nos hicieron creer que cuando se disiente se termina la patria. Los opuestos, los libres, los críticos, son los primeros expulsados de esa tierra prometida. Al no verme en ese terruño tramposo, al no tener asidero en ningún otro lugar en el mundo, me queda inventar el tacto y hacer que la tierra acorte sus pasos, como escribió Esdras Parra.O jurarle a otra bandera, o pagar impuestos a una hacienda ajena o vivir de residencias y formas migratorias múltiples. Escapatoria provisional a los tentáculos de un monstruo. Formas de procurarme una patria que no mate.
Aquí. El aquí del migrante es provisional: está vacío, es nómada, como él. El aquí de allá, del país de origen, también. En el acto de deshabitar hay una muerte súbita, discreta. Muere el lugar y muere el tiempo. Hay un desplazamiento extremo de esos aquíes. Lo que ha quedado atrás está sostenido por la memoria, una trama frágil que dibuja y desdibuja. Lo que se muestra adelante, es todavía bruma y heterotopía, cuando no miedo.