En esta poesía no hay agresores ni víctimas. La irremediable desnudez de quien escribe, en lugar de asaltar (o sufrir) la opresión del entorno, se torna voluntad inquieta en busca de la palabra que desarma, que exonera, como diría Cadenas. No es tanto el dolor corporal, que ya lo conoce, sino el fértil padecimiento que origina la ruptura de un yo-cuerpo ante la severidad del mundo. Es en esa clave de ajenidad, de revolverse dentro y fuera de sí para “reclamar un lugar en la tierra”, que se inserta la obra de Mardylid Castillo, vox clamantis llena de arrastres, astringente y cargada de amargura, pero envuelta en una armoniosa languidez que la empuja casi hasta el enternecimiento.

La poesía de Mardylid, no obstante, no pretende la compasión ni la ternura. Son el malestar y el encierro los elementos que conjuran su verdadero empeño: la rebeldía. Regresé subversiva/en infinita guerra contra el mundo, grita para demostrar que, más allá de la mueca, está la pugna existencial de la subversión librándose en terrenos elementales. En esa parte del ser que se oculta y resiste, que no puede (y no quiere) vencer. Su guerra, salvaje, silenciosa, esencial, se manifiesta en la palabra poética y sale de los huesos, de la sangre, de los órganos:

Pobre de mis huesos/de mis extremidades como piedras, /de mi columna medio muerta, le dice al cuerpo separado de la experiencia sensible. Ese que está detenido en el ritmo abominable de la vida rutinaria, de las reglas, de la coerción. Esa columna medio muerta, a punto de romperse,  solo es capaz de desplazarse en el poema, porque fuera de él están la inmovilidad y el desamparo.

Poema es momento presente, lo que me ocupa, dijo Martha Kornblith, y su sentencia hace ecos en el decir de Mardylid Castillo, fuerza que escribe y reescribe mientras la brevedad la inquiere. Ella, que en lucha constante entre vitalidad y muerte se hace llamar poeta y lo es. Así su grito,  que viene anclándose en el cuerpo hundido que lo soporta, abre y cierra una afirmación honesta, cansada y sin máscaras:

              Necesito un poema.

 

 


 Este el prólogo a la selección que hice de la poesía de Mardylid Castillo para  la 7ma Temporada del Stand Up Poetry de Inspirulina. Entra acá para leerlo en su contexto original, así como los diez poemas que conforman la publicación.