Algo me suple y me levanta.

Llamar es la batalla.
Cada día es una isla nueva que se hunde

Y es frágil. Desiste. Se agita.
La caída me lleva a escribirla de otra forma

Yo camino dejando huellas en las almohadas
enfrento los muros
guardo vidrios debajo de las muñecas

Así me deshacen
y la luz no me consigue.

De mí hablan las cosas
-“la política es cruel”
-“el poder da gastritis”
-“tú no eres poeta, sino un oportunista con grasa en el hígado”.

Salgo con las sábanas en contra
[hábito]
el viento escupiendo hacia la izquierda
De qué hablas, poeta,
si el poder sirve para ejercerlo y para coger culos.

Vuelvo a la calle cargando escaparates
y todos tienen lámparas en la cabeza.

Excrementatum alboream:
es el momento de los cuatro estómagos

la hora de interpretar las mismas densidades
la obligación de reír por astucia
el paciente ritual de vaciar influjos.

Cada día es una isla nueva que se hunde

Yo busco algún signo
desvisto una fortaleza,
ejerzo el poder
como me dijeron.

 

 

 

 

***