La ciudad cumplió 462 años el domingo pasado. Esta conversación de 14 momentos con Lorena Quintanilla Muñoz (periodista cultural del Diario El Impulso) habla de los quiénes y los cómos de un Barquisimeto vivido —hasta ahora— en nombre propio.   large_3564970732

LQM: ¿Su vínculo con la ciudad? ¿Qué te mantiene unido a Barquisimeto y por qué?

ZZ: Barquisimeto es mi historia y mi intramuros. En ella me he reescrito muchas veces. Me he inventado y vuelto a perder, me he detenido y pasado de largo. Barquisimeto es una habitación con una sábana larga, llena de sombras familiares.  Mi vínculo con ella es de amalgama, de espejismo, de episodio. Estoy tal vez demasiado dentro como para hablar de ella.   

LQM: ¿A qué sabe Barquisimeto?

ZZ: A los sabores que te agarran por sorpresa de madrugada: tragos, comidas, bocas, y un etcétera no muy largo.

LQM: ¿A qué huele?

ZZ: Cada tramo de la ciudad huele distinto. No hay un único olor. Tiene que ver más bien con la proximidad, con caminar más lento, bajar los vidrios, hablar de cerca. En cualquier caso, Barquisimeto es un perfume que se acaba y se derrama en la memoria.

LQM: ¿Cómo suena? 

ZZ: Suena a ladridos, a cubiertos, a carro atravesando la noche. Hay algo también en las voces de mis amigos y en lo último que toqué bien al piano.

LQM: ¿Cómo ves, sientes y vives la ciudad?

ZZ: Hay tantas ciudades como compañías. Las casuales, las permanentes, las irrepetibles. Mi ciudad es la de mis cómplices. La vivo siempre por un “quién”.

LQM: ¿Cómo se lee? -¿Con cuál texto, libro o poesía identifica a Barquisimeto

ZZ: Barquisimeto es una página en blanco. Tiene un “todo por hacer” que la distingue. Por eso, más que leerla, provoca escribirla siempre. Sacarle ventaja a Garmendia, a Méndez Guédez, a Pichardo. Creo que, más que de libros, Barquisimeto es de cuadernos. De peñas y de anónimos, de lápices y vasos cortos.

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LQM: ¿Una tradición?

ZZ: En Barquisimeto casi todas las cosas se repiten por gusto. Es parte de su gracia, de su programa. El ejercicio es conservar el asombro. No quiero llamarle tradición a mis rutinas.

LQM: ¿Un lugar?

ZZ: Cualquiera donde la ciudad tenga suficiente altura para mirarse a sí misma.

LQM: ¿Un recuerdo o afecto?

ZZ: Las tardes a la salida del colegio San Vicente, las cachapas los sábados con mi papá, los helados de fresa después de misa. Son muchos. Tendría que repetir lo del perfume y la memoria.

LQM: ¿Capital Musical o Ciudad Crepuscular?

ZZ: Estudiemos música y no le demos la espalda a los atardeceres. Tal vez seamos una mejor ciudad.

LQM: ¿Su deseo para la ciudad en su cumpleaños?

ZZ: Que nos invite, que no deje de recibirnos.

LQM: ¿Barquisimeto, de día o de noche?

ZZ: De noche y con las ventanas abiertas.

LQM: ¿Un barquisimetano (a) que admire, por qué?

ZZ: A Freddy Castillo, un pensador elegante, con una cultura que da vértigo. Es un amigo y un maestro no declarado. Tiene una gentileza arrolladora, tanto que se da el tiempo de leerme de vez en cuando.

LQM: ¿Ciudad moderna o provincia?

ZZ: Es una ciudad en proceso. Está siempre en eclipse brillante, como a medio camino entre la maravilla y la indecisión. Creo que a Barquisimeto hay que demolerle un poco la añoranza. A esta ciudad hay que enseñarla.

[@zakariaszafra]

«Barquisimeto bajo la óptica de sus creadores»: entrevista publicada el domingo 14.09.14 en el Diario El Impulso